Siempre que me presento a una audiencia me gusta explicarles
que lo mejor de mi trabajo es que me permite conocer a personas de lo más
variopinto, que me enriquecen con su universo interior. Sin embargo, cuando se
trata de organizaciones, el reto consiste en comprender además su
universo exterior, el corporativo, el que les engloba a todos ellos y a veces
incluso les desdibuja, muy a pesar de esos individuos a los que estoy
entrenando y totalmente en perjuicio de esa organización cliente que me contrata
para que hagan músculo emocional.
Este paisaje desolado de
corporaciones sin alma, que ha sido tan común durante décadas en toda Europa,
afortunadamente está cambiando. Porque las cabezas pensantes que dirigen las
grandes entidades (y también muchas de las pequeñas, cómo no) se están dado
cuenta, por fin, de que lo más importante son sus empleados y colaboradores. Y
no sólo lo dicen de boquilla, no sólo lo expresan como una 'moderna' teoría, no
sólo lo lucen en los manuales de RSC, sino en la práctica diaria. Y ya no sólo
se refieren al Consejo de Administración, no sólo a los directivos top,
sino que han comenzado a ampliar la mirada hacia abajo en la pirámide, para
escuchar también hasta al último becario en incorporarse. Porque todos tienen algo
que aportar. Porque ya es hora de que nos centremos en hablar menos de
recursos y más de humanos.
He tenido la enorme fortuna de conocer una de esas empresas
con alma hace un par de meses. Se trata de Sephora,
perteneciente al grupo LVMH (responsable además de las prestigiosas marcas
Louis Vuitton, Moët & Chandon, Dom Pérignon, Loewe, Kenzo, Givenchy, Marc
Jacobs, DonnaKaran, Christian Dior, Guerlain, Tag Heuer, Bulgari, Dior, entre
otras). Una de esas
ocasiones en las que la Dirección de una compañía se ha mostrado ante mí
con una lucidez pasmosa, con una apertura envidiable y con una generosidad
palpable hacia su gente, fuera del rango que fuera. "Queremos que sientan
que pueden desarrollarse dentro de la organización", me decían en las
reuniones preparatorias. "Búscanos herramientas que no sean todas
corporativas, que se lleven mucho valor a título personal", me
insistían. Cuando una ejecutiva de una multinacional te habla así a los diez
minutos de conocerte, sabes que has descubierto un tesoro mejor que el de
Indiana Jones.
El perfil de la jornada
sobresalió de todos los rankings que suelo encontrarme. Una propuesta audaz
diseñada expresamente para todo el staff de su Central en España. Un
lanzamiento simultáneo en 14 países de la firma. Un despliegue de medios a la
altura del evento. Un plantel de ponentes de prestigio que me hacían palidecer. Unos participantes tímidos al
principio, activos y espontáneos poco después. Un
ambiente precioso raro de encontrar, con muchas caras sonrientes y
también con algunas voces críticas a las que se permitía lanzar sus
desacuerdos. Durante 3 intensas horas, le sacamos todo el jugo a 3
herramientas: una corporativa (elevator pitch para potenciar el branding), otra
relacional (técnicas de comunicación) y un broche personal (priorización de
deseos vitales). Os invito a echarle un vistazo al video, ya sólo el
entorno merece la pena ;-)
Gracias desde aquí a Francisco, Carmen, Beatriz, Nathalie y Lina por vuestra increíble disposición y flexibilidad
en las reuniones, acogida durante la jornada, profesionalidad en toda la
logística y cercanía en todo momento. Y gracias por supuesto a todos los
participantes de los que no pude aprenderme el nombre, pero que habéis llegado
hasta mí desde las redes sociales,apreciando el trabajo que juntos cocreamos aquel día.
Gracias, gracias, gracias a todos por permitirme poner más corazón en vuestra
empresa.
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