Escribir primero, para entrenar después

Este mes de junio está siendo movidito, pero de esos moviditos apetecibles que no suelen abundar. En este caso, la iniciativa ha partido de un grupo de escritores maravillosos que, además de compartir sus historias con el mundo, nos enseñan a escribirlas.

Una ha ido construyendo su historia a salto de mata, a lo largo de los años, con aficiones y pasiones tan diversas que no parecían conectar entre sí... hasta que por fin empiezan a hacerlo. Durante varios cursos, fui alumna de distintas escuelas de escritura, con la idea inicial de que me enseñasen a escribir relato corto. A las pocas clases, entendí que lo primero sería perfeccionar mi estilo y dejar de lado el tono de diario adolescente, antes de lanzarme a retos más concretos. Pero con el tiempo comprendí que lo que yo realmente necesitaba era aprender a alejarme de mi ombligo y comenzar a poner voz a unos personajes en vez de seguir en círculos con escritura terapéutica en primera persona.

Quién me iba a decir a mí que, 17 años después, formaría parte del equipo de una de estas escuelas, en concreto de una que nace con la vocación de ser algo más, un centro con todos los servicios que un creador necesita. Tengo el placer de presentaros el nuevo proyecto del que formo parte:  el recién estrenado Centro de Creación para Escritores. La ventana de las letras, un lugar en el que modelar tus palabras para que construyan tus cuentos, tus novelas, tu poesía, o tus guiones. Y, si por el camino encuentras dificultades más allá del propio texto, estaremos a tu lado para entrenar tu músculo literario y aflorar todo tu potencial creativo.

¿Te animas a contarnos tu historia?