Te recomiendo leer el artículo entero (en inglés) aquí (gracias, Greg McKeown). No tiene desperdicio, para muestra un par de párrafos que me he permitido traducir:
"Esta burbuja está siendo posible gracias a una alianza impía entre tres poderosas tendencias: los teléfonos inteligentes, las redes sociales y el consumismo extremo. El resultado no es sólo el exceso de información, sino el exceso de opiniones. Estamos más al tanto que nunca en la historia de lo que hacen los demás y, por lo tanto, de lo que "deberíamos" estar haciendo. Pero en el proceso, nos han vendido el timo de la estampita: que el éxito significa ser súper-hombres y súper-mujeres que pueden hacerlo todo. Por supuesto, presumimos con la boca pequeña de estar muy ocupados: es la etiqueta para parecer triunfadores e importantes.
(...) La gente está empezando a darse cuenta de que cuando la "burbuja del ajetreo" explote — y lo hará— nos quedará la sensación de que hemos desperdiciado nuestro valioso tiempo en la tierra haciendo cosas que no tenían valor en absoluto. Nos caeremos del guindo cuando veamos que hemos renunciado a esas pocas cosas que realmente importaban, en nombre de un montón de cosas triviales que no nos aportaban nada. Despertaremos al hecho de que esa vida tan atiborrada estaba tan vacía como el detritus de viviendas ejecutadas de la burbuja inmobiliaria."
Así que por fin sé lo que me ocurre: soy adicta a las tareas. Y no es que no me deje dormir, pero sí reconozco que me preocupa cada vez más. Probaré a ensayar en este próximo viaje cómo me sienta eso de ser esencialista ;-P
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